
El Palacio fue encargado por el inmigrante español Juan Fuentes como edificio de renta, y el arquitecto J.B.Durand pudo resolver a un mismo tiempo la exigencia de alta rentabilidad por un lado, y la pretensión de que el nombre del propietario y del edificio perduraran como hitos en la ciudad.
En la planta baja y el entrepiso hay negocios y oficinas, mientras que en los pisos superiores hay departamentos. En el último piso –el sexto- se halla la que fue la vivienda del propietario. Su azotea tiene un conjunto de pérgolas del que podían gozar todos los inquilinos. Desde allí, por entonces, se podían apreciar toda la ciudad y el río.
La ochava de la esquina tiene una imponente puerta de bronce bordeada por columnas. Sobre ella podemos ver la torre con distintos niveles, y decreciente, que culmina en una veleta, que representa un arado, símbolo del modo en que Fuentes forjó su fortuna.
El edificio tiene inmensas farolas de bronce cobrizo pendiendo de las fachadas laterales y un reloj de cuatro cuadrantes en la torre, que reproduce el sonido del londinense Big-Ben.
La ochava de la esquina tiene una imponente puerta de bronce bordeada por columnas. Sobre ella podemos ver la torre con distintos niveles, y decreciente, que culmina en una veleta, que representa un arado, símbolo del modo en que Fuentes forjó su fortuna.
El edificio tiene inmensas farolas de bronce cobrizo pendiendo de las fachadas laterales y un reloj de cuatro cuadrantes en la torre, que reproduce el sonido del londinense Big-Ben.